Ha empezado la campaña del 27S. Un año más, y van cuatro, la Diada ha
dejado imágenes espectaculares. De las que no se ven a menudo. Más de un millón
de personas manifestando pacíficamente para poder decidir el futuro político de
su país. Por cuarto año consecutivo, un gran éxito del bloque soberanista.
Queda con todo por ver si ese éxito puede repetirse el próximo 27 de
septiembre. Cerca de 2 millones de personas dijeron Sí a la independencia el
pasado 9 de noviembre. Parece que millón y medio llenó la Meridiana el pasado
11 de septiembre. ¿Suficiente para ganar con margen suficiente las próximas
elecciones? Por el momento, los sondeos pronostican una mayoría absoluta en
escaños pero no en votos para el bloque independentista. Posiblemente el peor
resultado, tanto para quienes desean que la Diada del 2015 haya sido la última
de la serie iniciada en 2012, como para quienes han venido criticando en
Cataluña la “aventura secesionista”. La situación quedará en dicho caso como
estaba antes del 27S: ni un paso adelante, ni un paso atrás. El próximo
Gobierno español, gobierne quien gobierne, no tendría en ese caso ni incentivo
ni presión para buscar una salida negociada al conflicto. El Gobierno catalán
seguiría adelante, poco a poco, pero sin poder forzar máquinas. Y el próximo 11
de septiembre tendríamos otra Diada fabulosa. ¿Cómo evitarlo?
Si los electores catalanes quieren pasar página (y no entendería que no lo
deseasen), deberían tomar el 27S por lo que es: una consulta sobre la
independencia de Cataluña. El referéndum que el Gobierno español les ha negado.
Y votar en función de eso, no únicamente, pero si principalmente. Opciones de
izquierda y de derecha hay por lo demás tanto en el Sí como en el No.
Entender así el 27S debería llevar a los electores a sancionar, por poco
serios, a los partidos políticos que no se han posicionado claramente en el
debate sobre la independencia, como CSQEP. Ayer leía una entrevista del n° 5 de su lista en la que el buen hombre explica que la lógica del Sí o
No beneficia a la derecha. ¿Acaso no está la CUP y ERC apostando por la
independencia? ¿No son partidos de izquierdas? ¿No se da cuenta de que si su
partido apoya la independencia el próximo gobierno catalán podría ser de
izquierdas? Alucinante.
Los electores catalanes deberían sancionar duramente este tipo de actitud,
a mi modo de ver irresponsable. Quieren un proceso constituyente en España.
Vale. ¿Y con qué escaños pretenden impulsarlo? ¿Con los del PP? ¿Con los del
PSOE? Se apuntan además al federalismo, ojo, de izquierdas. Y pregunto lo
mismo: ¿con quién van a impulsar ese federalismo de izquierdas? ¿Con el PP?
¿Con el PSOE? Dicen que buscan un referéndum para que los catalanes puedan
decidir, y ¿cómo lo van a obtener? ¿Se lo van a pedir a los Reyes Magos? ¿Lo
van a pactar con sus 15 o 20 escaños en Barcelona y Madrid con el partido que
gobierne, PP o PSOE?
Algo parecido pasa con el PSC, aunque en este caso, todo hay que decirlo,
Iceta y los suyos no han jugado a la confusión del sí (soberanía) pero no de
CSQEP. El PSC es unionista, tanto o más que el PP. Pasa con el PSC que propone
una reforma federal que no le puede prometer a sus electores, porque no la
podrá obtener. El PSOE no quiere oír hablar de nación catalana ni de sus
singularidades. En el hipotético caso de que el PSOE gane las próximas elecciones,
salvo milagro, tendrá que pactar, ya sea con C’s, ya sea con Podemos. Y no
tendrá mayoría para reformar la Constitución en el sentido que a Iceta y muchos
catalanes les gustaría. Es más, incluso si tuviera esa mayoría, el PSOE no
reformaría la Constitución en el sentido que a Iceta y muchos catalanes les
gustaría. Iceta vende humo. Hace bien en bailar.
El próximo 27S los electores catalanes tienen ofertas claras para tratar de
salir del callejón en el que están desde hace ya demasiados años. Aquellos que,
desde la derecha o la izquierda, están hartos de las ofensas y desplantes del
Estado español y sus numerosos portavoces, tienen en JxSí y en la CUP dos
opciones claras y seguras. Si cuentan con la mayoría necesaria en votos, no
podrán dar marcha atrás. Y se verá entonces si la independencia es o no
posible. Si no lo es, al menos no será porque no lo hayan intentado. E Iceta y
los revolucionarios de CSQEP y Podemos siempre estarán ahí, esperándolos con Unió, por
la calle del medio.
Aquellos que, desde la derecha o la izquierda unionista, están hartos del
culebrón nacionalista, tienen en C’s, en el PSC y en el PP opciones claras y seguras. Si
consiguen mantener al bloque independentista por debajo de la mayoría absoluta
en escaños, su victoria será sonada. El proceso independentista estará entonces
acabado. Y tendrán además en Madrid partidos afines ideológicamente con los que
implementar las políticas recentralizadoras que desean para acabar con el
nacionalismo catalán.
La pelota está en el tejado de los electores. Ellos son quienes dirán si el
culebrón ha durado ya lo suficiente o si faltan todavía algunos episodios por
llegar. Ahora que parece que las corridas van a volver a Cataluña, tienen la
posibilidad de coger el toro por los cuernos.
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